Budines de Miel y Limón

Parece que fue ayer la primavera pasada, cuando posteaba mi colorida “agüita de fresas”. Cuantas ganas de celebrar la llegada de mi época preferida del año, tanto para ponerme al día. Oli ya está por cumplir un año más, los días vuelan, el trabajo apremia. Pero me queda pendiente un gran festejo de primavera y un nuevo cumple por organizar…

Después de ese resfriado, del cual ya estamos recuperadas, estoy empezando un nuevo proyecto. Por estos días estoy experimentando con recetas nuevas, mi cocina se ha convertido en un laboratorio por no decir un campo de batalla, toneladas de cookies por doquier, y Oli es mi compañera de trabajo ideal y catadora personal. Ella prueba y desaprueba cada nueva receta con suma autoridad y convicción. Quien pudiera verla! no ha cumplido sus dos años aún y ya elije sus sabores preferidos, espera frente al horno mirando como las tortas crecen y me alcanza los frascos de malvaviscos para que use en las recetas. Es toda una cocinera, con su delantal floreado y su batidor rosa en mano, en su idioma medio chino mezclado con español me dice -Mama, cocinar, torta, lelantal!- y me lleva de la mano hasta la cocina a preparar algo rico para merendar. Además es una decoradora experta, una chispa de chocolate para las cookies, ocho chispas para ella…!

Hoy preparamos juntas estos budines de limón y miel, livianos y frescos, con glaseado de limón. Pastelería sencilla para la hora del té, o de la mamadera!

Buena semana para todos!
bs


Mini Cupcakes de Frutillas con Crema

Esta semana entre días nublados, compromisos familiares, trabajo, más trabajo y un resfrío que nos atacó sin piedad, tanto a Oli como a mí, no tuve mucho tiempo de armar un post como a mí me gusta, pero prefiero hacer algo corto a no estar presente entre ustedes, los que pasan cada semana para ver si algo nuevo salió del horno. Días agotadores me esperan por delante, muchos proyectos y mas horneadas marchando.

Por suerte con la primavera asomando entre las copas de los arboles, mi energía se renueva. Los meses en que soy más productiva y enérgica están por delante.
Espero que prueben esta versión de mini cupcakes, es deliciosa y muy primaveral a la vez. En este tamaño rinde mucho. En tamaño normal de cupcake sale una docena pero en este tamaño pueden salir fácilmente 48. Para tenerlos en cuenta a la hora de armar una mesa dulce.


Buena semana para todos y los espero en el próximo post!
Bs


Macarons de Chocolate y Helado Casero de Caramelo

Tengo una inquietud, algo que me está dando vueltas. Recibí un par de mails y comentarios diciéndome que tal receta no les salió bien o les fallo algo. Alguien me hablo de un fracaso… un fracaso en la cocina! Para mí, fracasar es un acto de aprendizaje.

Todos deben recordar aquel viejo post donde cuento mis inicios en el arte de cocinar macarons. Cuantas veces me di la cara contra el horno viendo como se desmoronaban, se rajaban, y se quemaban mis macarons. Sin embargo, seguí adelante insistiendo, probando cosas diferentes, temperaturas diferentes, la puerta entreabierta, la puerta cerrada, la bandeja en el centro, la bandeja en el piso superior…y así horneada tras horneada aprendí algo, algo que sirvió para la siguiente vez. Entonces me pregunto, como puede esto tratarse de un fracaso? Los fracasos son lecciones, pero todo depende de quién sea el protagonista, y de cómo se sienta al respecto. Es como lo del vaso medio lleno, aprender de nuestros fracasos.

Siempre tuve una predisposición particular para aprender diferentes cosas, o aprender de quienes me rodeaban. Hace mucho tiempo, tuve un jefe un tanto particular, como todos los jefes. Tenía un carácter especial o tal vez yo era demasiado joven como para entenderlo. Un día en medio de una charla de trabajo un poco áspera, no sé cómo llegamos a Walt Whitman, obviamente el lo trajo a la charla como ejemplo, y a su libro “Manos de Hierba”, este hombre ,mi jefe, era un gran lector un ser pensante, a quien le agradezco haber dejado en mí ese saber. Así fue como conocí a este escritor, y hoy recuerdo a mi jefe no por su carácter ni por la pequeña discusión, sino porque él me presento a Walt Whitman. Creo que me regaló un libro, no lo recuerdo, pero lo que me regalo en realidad fue la libertad y la felicidad de saber que en el mundo alguna vez existió un hombre que se llamo WW, a quien recurro cada vez que mi alma lo necesita, y libera mi mente, y llena mi espíritu, y es un aliciente….. eso no tiene precio. Este no es más que un ejemplo de aprendizaje, una pequeña anécdota, que repara en el factor positivo, en que el resultado depende de uno mismo. En la cocina y en cualquier orden de la vida, todo puede ser positivo si uno así lo decide. Sigan probando, sé que es frustrante, pero las recetas no siempre salen al primer intento. Lo bueno de la vida es poder equivocarse.


Gracias por leer.
bs