Macaron, Divina Tentación
Estos pequeñines están haciendo historia hace rato en París, y como no podía ser de otra forma, la fiebre está llegando a todas partes del mundo, incluyéndonos.
En un primer momento me deslumbró su aspecto, coloridos y mínimos como si fueran de juguete. Al tiempo de verlos por todos lados en la web y leer sobre esta delicia francesa, quise probarlos, me intrigaba su sabor y me lancé descaradamente y sin reservas a arriesgar en la cocina, con algún que otro tip y una receta que encontré por ahí. A pesar de haber leído sobre su dificultad, incrédula y testaruda, no dude en hacerlo y fue entonces cuando me di la cara contra el horno por primera vez. Pues si algo hay que reconocer, es que a parte de su belleza y delicado sabor son bastante difíciles de hacer, como si los dioses pasteleros no quisieran revelar el secreto. Al cabo de varios intentos, me di cuenta que estaba cayendo en una especie de obsesión, día por medio Macarons! Mis esperanzas se desvanecían, probaba una y otra vez, pero los resultados distaban mucho de la realidad…hasta que una día desbordada, grite-… Maldito Macaron! Pero no claudique, un día mientras retorcía un repasador y seguía con la nariz pegada contra el vidrio del horno, medio despeinada y con la mirada perdida sobre aquel horizonte de botones rosados que se iban desdibujando detrás del vidrio… por fin comenzaron a levantarse de a poquito, y un mínimo pie de burbujas se formó debajo de cada uno de ellos, característica indispensable de estos chiquitines. Al cabo de unos 18 minutos abrí el horno, casi al borde de las lágrimas al fin pude gritar…Divino, Divino Macaron! Y un coro de ángeles sonó en mi cocina, con un extenso y entonado- ahhhhhh… mientras un rayo de luz iluminaba la bandeja. Claro que estoy lejos de la perfección total, pero por lo menos estos no son para tirar.
Eso no fue todo, todavía debía probarlos, después de dejarlos enfriar los rellené prolijamente con una ganache de chocolate bien firme, los lleve a la heladera y al cabo de algunas horas me dispuse a degustarlos. Puedo decir que he leído muchas cosas en la web sobre estos pasteles, y si quieren pueden repasar su interesante historia aquí, pero lo que mejor puedo decirles es que el sabor es algo que se puede describir pero no transmitir, aunque lo intentaré. Estas pequeñas joyas tienen una capa fina externa, como una corteza crujiente a la que llaman Shell, esto forma una especie de cápsula y dentro de ella la masa se vuelve aireada y suave, sumado a la textura cremosa de la clásica ganache con que se rellenan. El sabor es a almendras y al ingrediente para saborizar que usen, ya que las claras son bastante insípidas de por sí, mas el sabor del relleno que generalmente como ya les dije es una ganache, un buttercream o hasta algún tipo de mermelada. El resultado final es el de un bocado crujiente y cremoso. No duden en arriesgarse a hacerlos, el coraje es lo más importante. No obstante les digo, que se preparen aunque sea para un fracaso y si en el mejor de los casos les salen bien al primer intento, Aleluya! Si no, solo tienen que probar un par de veces más hasta que encuentren el punto del batido y la temperatura justa de su horno.
Sin más palabreríos les digo que, si no tienen intención de embarcarse en semejante travesía, pero mueren por ser parte de esta experiencia Parisina, pueden hacer una encargo a los chicos de www.lescroquants.com.ar que seguro no se arrepentirán, a ellos sí les salen perfectos y tienen de muchos sabores…ah y están abriendo local en breve.
Macarons de Frambuesa y Chocolate
3 Claras
200g de Azúcar Impalpable
30g de Azúcar Común
110g de Almendras
Colorante Rojo Comestible C/N
1 Cucharadita de Esencia Artificial de Frambuesas
.Separen las claras de las yemas por lo menos 24 hs antes de de utilizarlas, resérvenlas en un recipiente limpio y a temperatura ambiente.
.Procesen las almendras hasta su punto más fino y mézclenlas con el azúcar impalpable cernido, resérvenlo.
.En otro recipiente hagan un merengue con las claras agregando el azúcar común de a poco, a punto de nieve firme. Por ultimo agréguenle el colorante, la esencia y mezclen hasta que esté bien integrado.
.Agreguen la mezcla de azúcar impalpable y almendras al merengue con movimientos suaves y en tres veces. Una vez unificadas las dos preparaciones, mezclen con la espátula para bajar un poco el punto del merengue y que se haga más ligero, sin romper el punto del todo. Pueden probar en un plato colocando una cucharada, si queda con un pico todavía le falta mezclarlo un poco más, hasta que al colocarlo lentamente se forme un botón sin ningún pico.
. Llenen una manga de repostería descartable con un pico liso N*14, y sobre un silpat hagan botones de unos 2,5 cm de diámetro, separados por tres cm entre sí.
.Déjenlos orear durante 30 minutos a una hora, para que se sequen.
.Llévenlos a horno suave, 130/140 grados durante 18 a 20 minutos.
.Déjenlos enfriar y rellénenlos con la ganache de chocolate.
Ganache de Chocolate
100g de Chocolate
100g de Crema de Leche
50g de Manteca
.Lleven la crema de leche a fuego medio hasta casi punto de hervor.
.Coloquen el chocolate troceado en un recipiente.
.Cuando la crema este a temperatura, vuélquenla sobre el chocolate y déjenlo reposar unos minutos hasta que el chocolate se funda.
.Mezclen bien para unificar los dos ingredientes y por ultimo agreguen la manteca sin dejar de mezclar.
.Lleven a heladera hasta que esté cremosa y punto para ser utilizada.