Este último par de meses fue una especie de torbellino, habrán notado lo breve de mis publicaciones. Al menos los que me leen siempre, sabrán que acostumbro dedicarle más tiempo a mis textos, en los que cuento “casi” toda mi vida y experiencias. Pero la verdad es que ni siquiera tuve el tiempo como para detenerme a escribir, y mi esfuerzo por mantener la constancia en las publicaciones fue inmenso. Me siento un poco cansada, pero no quiero dejar de estar y de saber que están. El punto es que estoy trabajando en algo que sé, los pondrá muy contentos. Los que me leen desde siempre saben que soy un poco, no mucho, solo un poco cabulera y que no me gusta hablar hasta que las cosas se concretan… me muero por contar pero voy a ser fiel a mis instintos, se que los que siempre están seguirán estando y sabrán esperar. Gracias!
Hoy me tomo un respiro entre tanto trabajo, para traerles este post que preparé, no sé en qué momento…tal vez mientras dormía y
no me di cuenta…pero la verdad es que quería compartir el comienzo de clases con
ustedes y contarles que Oli este año volvió al jardín! Para los que leyeron el
post del año pasado, en aquel momento no tuvimos una buena experiencia
en salita de 2, fue realmente angustiante y por primera
vez sentí que defraude a mi chiquita, pero por suerte pudimos detenernos a
tiempo.
Este año las cosas son muy distintas, nuestra hija es feliz. Este es un mensaje para todos los papás que no se sienten cómodos o no ven a sus chiquitos felices, no tengan miedo ni vergüenza de decir –no, todavía no es el momento- o -no es el lugar!- muchas veces las presiones sociales nos llevan a tomar decisiones equivocadas, escuchen a su corazón, nadie más que ustedes sabrá cuando sus hijos no están bien. Por el motivo que sea, una institución que no es lo que esperaban o una decisión apresurada, siempre hay tiempo para dar marcha atrás. Quiero agradecer a todas las mamás que el año pasado me acompañaron y me dieron fuerzas para tomar la decisión correcta...para nosotros esa decisión fue, dejar a Oli en casa con mamá! Hoy Oli es feliz en su nuevo jardín y nosotros nos sentimos contenidos y acompañados! Ella me da un beso y me dice –chau mamá, te quiero, me voy a jugar-.
Este año las cosas son muy distintas, nuestra hija es feliz. Este es un mensaje para todos los papás que no se sienten cómodos o no ven a sus chiquitos felices, no tengan miedo ni vergüenza de decir –no, todavía no es el momento- o -no es el lugar!- muchas veces las presiones sociales nos llevan a tomar decisiones equivocadas, escuchen a su corazón, nadie más que ustedes sabrá cuando sus hijos no están bien. Por el motivo que sea, una institución que no es lo que esperaban o una decisión apresurada, siempre hay tiempo para dar marcha atrás. Quiero agradecer a todas las mamás que el año pasado me acompañaron y me dieron fuerzas para tomar la decisión correcta...para nosotros esa decisión fue, dejar a Oli en casa con mamá! Hoy Oli es feliz en su nuevo jardín y nosotros nos sentimos contenidos y acompañados! Ella me da un beso y me dice –chau mamá, te quiero, me voy a jugar-.
El viernes
mientras bajábamos las escalinatas del jardín, Oli me miró y me dijo -Mamá, me
siento feliz..- no imaginan la sensación!
No quería dejar
de compartirlo con ustedes.
Para
festejar y despedir el verano les traigo una receta, ideal para los últimos calorcitos
o para disfrutar en las tardes lluviosas de otoño. Nada más rico que un bollo
frito con azúcar y un café frio. Espero que lo disfruten!
Besos a todos
y buen comienzo del año lectivo!
Importante:
Cámara, Edición y montaje Dario Andreacchio.
El bol es de Williams-Sonoma un regalo de mi querida amiga Vero Farias.
Bollos fritos de verano
Aceite para
freír cantidad necesaria
3 tazas de
harina 000, 1 taza extra
6 ½
cucharadas de azúcar
2 ½
cucharaditas de levadura seca
½
cucharadita de sal
2/3 taza de
leche a temperatura ambiente
2 huevos
grandes
6 cucharadas
de manteca a temperatura ambiente
Mezclar y
tamizar los ingredientes secos incluyendo la levadura, reservar.
En un bol
mediano batir los huevos y la leche, agregar los secos, mezclar rápidamente con
la ayuda de un tenedor. Agregar la manteca.
Si la
preparación quedara muy húmeda agregar poco a poco la taza de harina restante
hasta lograr un bollo maleable y que no se pegue en las manos.
Colocar en
un recipiente aceitado, tapar y dejar levar en ambiente tibio durante 1 a 2
½ horas.
Cuando haya
duplicado su tamaño, volcar sobre la mesada enharinada y estirar con palote.
Cortar
porciones pequeñas y hacer bollos del tamaño de una pelotita de ping pong.
Colocar
sobre una placa y dejar levar nuevamente durante ½ hora.
Freír en
abundante aceite neutro.
Retirar y
espolvorear inmediatamente con azúcar.